“Tengan mucha fe en Jesús Sacramentado y en María Auxiliadora y estén persuadidos de que la Virgen no dejará de cumplir plenamente sus deseos, si éstos han de ser para la gloria de Dios y bien de sus almas.
De lo contrario, les concederá otras gracias iguales o mayores”. San Juan Bosco
Oración para todos los días
Oh Dios Todopoderoso y Misericordioso, que en defensa del pueblo cristiano estableciste admirablemente en la Virgen María un perpetuo auxilio; concédenos propicio, que fortalecidos con tal protección, luchando en esta vida podamos conseguir la victoria sobre el enemigo maligno, por Nuestro Señor Jesucristo. Amén.
Súplica a María Auxiliadora.
Necesitando un favor especial, y confiando en tu Bondad, a ti recurro, poderoso Auxilio de los Cristianos.
Necesitando un favor especial, y confiando en tu Bondad, a ti recurro, poderoso Auxilio de los Cristianos.
Conocedor de las innumerables gracias que diariamente concedes a tus devotos, he puesto siempre en ti toda mi confianza; y hoy, humildemente postrado a tus plantas, te suplico, con todo el fervor de mi alma, remedies mi necesidad... (Aquí se pide la gracia deseada).
Bien sé, Madre querida, que yo no merezco nada; y aún temo que mis culpas sean un obstáculo a tu bondad.
Pero este temor se me disipa al pensar que tú me atenderás no porque soy bueno, sino porque tú eres buena.
Por tanto, tú puedes, dulcísima Señora, sacarme de mi lastimosa situación y hacer que sirva con fidelidad a ti y a tu Divino Hijo, a fin de que yo también pueda experimentar la maravillosa eficacia de tu santo auxilio. Amén.
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Día Primero
Madre mía, Auxiliadora, Reina del Cielo y de la Tierra, dame la gracia de nunca sentirme lejos de ti, porque si es verdad que muchas cosas están lejos, tú Señora, siempre estás cerca. Y quien a ti reza confiadamente lo consigue todo. Convénceme, Señora, que tú estás al alcance no de manos que caen a lo largo del cuerpo, sino de manos que se ponen juntas para rezar, rezar, rezar seriamente. Llegue hasta ti Señora mi oración.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Día Segundo
¡Oh María Auxiliadora, que nunca has rechazado ningún pecador que a ti acude arrepentido, dame la gracia de comprender que junto a Ti encontraré el más seguro y suave refugio, donde estaré a salvo de las embestidas y celadas del enemigo infernal. Pon Señora en mí, los ojos de vuestra piedad y atiende benigna mi oración.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Oh María Auxiliadora, escucha mi oración.
Día Tercero
Así como durante la noche la Estrella Matutina brilla anunciando el día, así también Nuestra Señora, como madre compasiva, se conduele de aquellos que sufren, de aquellos que la buscan e invocan, no sólo para pedirle, sino también para darle gracias por las alegrías, los éxitos y favores recibidos.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Día Cuarto
María Santísima nos socorre y auxilia en medio de todas las situaciones difíciles que sufrimos a lo largo de nuestro caminar rumbo al Cielo, en nuestra lucha contra las tentaciones, contra el pecado, o delante de las aflicciones de cada día.
En todas estas situaciones, la Santísima Virgen viene a nuestro encuentro, infundiendo en nosotros el ánimo, la
esperanza y el consuelo.
Madre mía Auxiliadora, atiende mi oración.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Día Quinto
Las Sagradas Escrituras nos presentan insignes mujeres de fe y virtud, vírgenes y madres santas, cuyo elogio los autores sagrados se complacen en cantar. Sin embargo, ninguna otra sino tú mereció la incomparable alabanza de Dios “Dios te salve María, llena eres de gracia”.
Confiante en tu intercesión, escucha María Auxiliadora mi oración.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Día Sexto
Oh María Auxiliadora: no me olvides cuando yo me olvide de ti; no me abandones cuando te abandone; sígueme con tu celestial mirada y llámame cuando me aparte de ti, búscame cuando me esconda; sigue mi rastro cuando huya; levántame cuando caiga y recondúceme por el buen camino uando me extravíe.
Con la certeza en tu protección, atiende Madre Santa mi oración.
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Con gran confianza presentemos a Dios nuestras intenciones y tú, oh María Auxiliadora, atiende mi oración.
Día Séptimo
Nuestras miserias son una razón especial para que acudamos al auxilio de Nuestra Señora, y es la convicción de esta verdad que debe dar a nuestra vida espiritual aquella unción y aquella suavidad y confianza propia a los verdaderos hijos de María.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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Día Octavo
Si Nuestra Señora atendiera inmediatamente todos nuestros pedidos, la tierra se transformaría en un paraíso y los sufrimientos desaparecerían. Pues bien, una de las mayores gracias que la Virgen nos da son las cruces, y sobrellevar con fortaleza y confianza los sufrimientos que nos sobrevengan.
Muchas veces Ella tarda en atendernos para concedernos después abundantes gracias por no haber dejado de confiar en Ella y haber perseverado con fe.
Madre Auxiliadora, en medio de mi aflicción, mírame con compasión y no deseches mi oración.
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Día Noveno
En la peor de nuestras preocupaciones, recordemos que cuando la tormenta haya llegado hasta el auge, es hora de preparar el incienso y todo lo necesario para cantar el “Magníficat”.
Porque cuando el sufrimiento llega al auge, María Auxiliadora interviene y nos salva, pues cuando su
socorro parece más distante, es allí la hora de las gracias mayores.
Oh Señora y Madre mía, ayúdame.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria (3 veces)
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