En tus manos, Oh! José,
Abandono mis pobres manos;
A tus dedos entrelazo,
Rezando, mis frágiles dedos.
Tú, que nutriste al Señor
Con el trabajo diario,
Dona el pan a cada hambriento
Y la paz que vale un tesoro.
Tú, protector celestial
De ayer, hoy y mañana,
Lanza un puente de amor
Que junte a los hermanos lejanos.
Y cuando, obediente a la invitación,
Te daré mi mano,
Acepta mi corazón arrepentido
Y llévalo a Dios despacio.
Entonces aunque mis manos vacías,
Estén cansadas y pesadas,
Mirando tus cuentas:
" así son las manos de los santos!"
Amén🙏
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